lunes, junio 27, 2011

Por qué la pelota no dobla?

"Todo cuanto sé con mayor certeza sobre la moral y las obligaciones de los hombres, se lo debo al fútbol" (Albert Camus)

Por cierto recuerdo algunas páginas gloriosas de su nuestro alicaído “julbol” peruano: la victoria de Universitario de Deportes en el estadio Centenario ante Peñarol por la Copa Libertadores del 96, el Perú - Uruguay del 97 por las eliminatorias al Mundial de Francia, el mismo duelo en la Copa América Venezuela 2007, la embestida del loco Vargas para el empate ante Argentina por la eliminatoria pasada, el subcampeonato de Sporting Cristal en la Libertadores del 97, la campaña de clasificación y el Mundial Sub 17 - Corea del Sur 2007 de los Jotitas y jamás podré olvidar al glorioso Cienciano campeón de la Copa Sudamericana del 2003 y la Recopa correspondiente a la misma temporada. Salvo estas tres últimas, todas han sido un poco de histeria colectiva y necesidad de triunfos, más que otra cosa, victorias aisladas de las que hemos tenido que ir alimentando el espíritu a cuentagotas. Por esa razón lo de ayer es tan importante en estas tierras. Lo sé, podrán decir que es un campeonato de divisiones menores y demás mezquindades, tan propias de muchos compatriotas, pero para un país tan falto de triunfos en el fútbol, la felicidad alcanza, ciertamente, no debiera hacernos olvidar los terribles problemas por el que atraviesa nuestro fútbol, pero nos da una luz de esperanza, que hay que decirlo, se basa en nuestra misma visión mesiánica de todos los ámbitos de nuestra vida nacional, en este caso, a la espera de que nazca la próxima generación que nos emocione y enorgullezca constantemente. Los triunfos aislados no deben, ni borrar la objetividad, ni hacernos perder el horizonte de lo que necesitamos hacer para salir del hoyo deportivo en el que estamos, pero en momentos como estos, por sobre la coherencia, la emoción que es inherente en el fútbol, es la que desborda, nos invade y destila un solo grito: Campeón de la Libertadores carajo!

Pero basta de perorata y el exceso de prosa con el que suelo abrumar a mis corajudos lectores, que de seguro los podría contar con los dedos de una mano, este video, de la muy buena banda nacional: Colectivo Circo Band, transmite el sentimiento que muchos peruanos sentimos luego del gran campeonato crema.

 
Tema aparte es el descenso de River Plate a la Liga Nacional B de Argentina, porque en el fútbol, como en la vida misma, siempre hay de las dos caras de la moneda.
A estas alturas me resulta inútil analizar, más, las flaquezas deportivas, los planteamientos estratégicos o los desproporcionados actos vandálicos (sin evitar decir que dichas reacciones hacen más que dibujar escatológicamente cómo se vive el fútbol por esta parte del mundo, sino que, además, retratan una sociedad incipiente, que ha dejado en las pandillas y el fanatismo el destino de miles de jóvenes, por lo general, carentes de identidad, arquetipos viables, familias funcionales y educación, en el que, como siempre en estos casos, el estado brilla por su ausencia), es entonces lo más importante en este comentario el responsabilizar de este sonado fracaso a la incapacidad de gestión de los dirigentes deportivos, al obsoleto modelo institucional de los clubes y al inmediatismo del que adolecen la mayoría de clubes “grandes” en su búsqueda de resultados (léase como, no permitirse trabajar en proyectos sostenidos y de largo plazo, que comiencen en sus divisiones menores, basándose en el desarrollo integral de los niños, una misma identidad de juego y con buenos presupuestos, y que terminen con la consecución de los objetivos del proyecto y la partida de los jugadores, solo al haber completado su proceso formativo). Lo sucedido con River no es producto de dos encuentros, es parte de una terrible serie de sucesos previsibles, que han llevado a uno de los clubes más grandes de América ha ser un poco más que el hazmerreír de los que nos son hinchas del mismo y en mayor medida el modelo de lo que no se debe hacer, espero que lo reflexionen los pachecos, alarcones, burgas y demás personajes de nuestra fauna futbolera.

Pero, como siempre, en las sociedades modernas el fútbol no está exento de la influencia de las clases políticas, particularmente las más poderosas, que manejan muy bien las características principales de la actual alta competencia a nivel “extra deportivo”: los intereses debajo de la mesa, las inimaginables cantidades de dinero que mueve esta “industria” y los típicos aquelarres a los que se prestan las federaciones nacionales y clubes, orquestados desde la FIFA o peor aún, desde otros oscuros lugares, esta influencia daña la pureza del deporte, el juego en si mismo y la esencia de las pasiones que despierta, por eso, el fútbol necesita tanto de la imaginación como de la corrección. Y si bien, el presente artículo no aporta nada nuevo al análisis, tiene como fin principal el recordar que pese a que puede ser utilizado como un medio de control o distracción por intereses subalternos, el fútbol es una actividad integradora, un sentimiento comunitario, una representación de nuestros diarios esfuerzos por vencer muy a pesar que todo parece estar cuesta arriba y para muchos es una fábula esperanzadora de los desposeídos, que cuenta como alguno de sus hijos podría algún día pintarle la cara a cualquiera, por más grande que sea este. La frase de Gabriel Mariotto, titular de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual de Argentina, quien confirmó esta mañana que los partidos que River juegue de visitante durante su paso por el Nacional B serán transmitidos por canales de señales abierta: "Los acontecimientos relevantes deben ser para todos, que sea para pocos es una grosería conservadora y neoliberal. Lo importante es que la gente esté contenta", no hace más que confirmar el postulado inicial, en mi humilde opinión, mera demagogia.

Para cerrar que mejor que una frase de Ángel Cappa, en mi humilde opinión, gran técnico, con perdón de su legión de detractores, pero como escritor mucho mejor, y en eso sí creo que nadie podrá decir lo contrario:

“Las gambetas no son de izquierda o de derecha. Pero se dice un fútbol de derecha a aquel fútbol especulador, al que sólo le interesa ganar, como al tipo al que sólo le interesa la guita y que no le importa el contenido. A la izquierda sí le interesa el contenido, la ilusión, la emoción. A la derecha no le importa la emoción, le importa ganar guita y punto. Y para ganar guita, destruyen el planeta, destruyen a la gente."

No hay comentarios.: